Sus tres objetivos principales son los siguientes:
- fortalecer la concienciación;
- actuar como catalizador para las acciones llevadas a cabo a escala regional, nacional e internacional sobre los derechos humanos;
- favorecer la cooperación con el conjunto de protagonistas y redes.
La acción de la UNESCO relativa al fomento de los derechos humanos
se centra en los ámbitos en los que posee un mandato específico: la
producción y la difusión de conocimientos, la protección de los derechos
humanos, la renovación y el fortalecimiento del compromiso de todos en
favor de la educación para los derechos humanos, los servicios
consultivos y la asistencia técnica a los Estados Miembros.
En los ámbitos relacionados importantes, como el de la mujer y las relaciones de género,
donde se trata sobre todo de fomentar la igualdad entre los sexos y de
la dimensión social de los derechos de la mujer, la acción de la
UNESCO se centra en la investigación, el trabajo en redes, la defensa
de la causa de los derechos humanos y el intercambio de conocimientos
acerca de las mejores prácticas.
En su lucha contra la discriminación,
la UNESCO trata de identificar cuáles son los obstáculos que impiden
el pleno ejercicio de los derechos humanos: las consecuencias negativas
de los nacionalismos, la intolerancia religiosa, la discriminación
contra las minorías y las formas de discriminación que resultan de
ciertos progresos de la ciencia o enfermedades como el VIH/SIDA.
Tras centrar su trabajo en el análisis teórico de los principios
democráticos, la UNESCO desarrolló en 2002-2003 una nueva estrategia
para un Programa Internacional sobre la Democracia.
Esta estrategia está coordinada por el Centro Internacional de
Humanidades (CISH) de Biblos (también llamado “Centro de Biblos”), en
estrecha colaboración con el Panel Internacional sobre la Democracia y
el Desarrollo (PIDD).
La UNESCO fomenta e impulsa la investigación de nuevas formas de
violencia e interviene en el desarrollo de planes regionales sobre
seguridad humana, lo cual logra estrechando su relación con diversas
iniciativas locales destinadas a prevenir los conflictos desde el
origen, a través del respeto a los derechos humanos y de políticas de
desarrollo sostenible y lucha contra la pobreza.
- Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
- Amnistía Internacional
- Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos
- Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo
- Brigadas Internacionales de Paz
- Centro de Derechos Reproductivos
- Centro de Documentación, Investigación e Información de los Pueblos Indígenas
- Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
- Comisión Andina de Juristas
- Comisión Interamericana de Derechos Humanos
- Comisión Interamericana de Mujeres
- Comisión Internacional de Juristas
- Comisión para la defensa de los Derechos Humanos en Centro América
- Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer
- Comité Internacional de la Cruz Roja
- Consejo de Derechos Humanos
- Convención Europea de Derechos Humanos
- Corte Interamericana de Derechos Humanos
- Coordinadora Contra la Represión Institucional y Policial
- Corte Internacional de Justicia
- Derechos Human Rights
- Diakonia
- ECPAT Internacional
- Federación Iberoamericana del Ombudsman
- Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer
- Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
- Fondo de Población de Naciones Unidas
- Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe
- Fundación Rigoberta Menchu Tum
- HelpAge Internacional
- Human Rights Watch
- Instituto Interamericano de Derechos Humanos
- Instituto Interamericano del Niño
- Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente
- Plataforma de Información del Pueblo Indio
- Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo
- Programa de Acción Mundial para los Impedidos
- Proyecto Desaparecidos
- Red Latino Americana y Caribeña por la defensa de los Derechos de los niños, niñas y adolescentes
- Save the Children
- Tribunal Europeo de Derechos Humanos
El concepto de ciudadanía mundial no es nuevo en la comunidad mundial. Está tanto implícito como explícito en infinidad de documentos, cartas y acuerdos de la ONU, incluso en las palabras iniciales de la propia Carta de la NNUU: Nosotros los Pueblos de las Naciones Unidas...Ya se está promoviendo por todo el mundo, en todas las culturas por diversos ONGs, académicos, ciudadanos, grupos, programas educacionales, artistas y medios de comunicación. Estos esfuerzos son significativos, pero necesitan ser aumentados considerablemente. Una campaña cuidadosamente planificada y orquestada y de largo alcance para promover la ciudadanía mundial, que involucre a todos los sectores de la sociedad - local, nacional e internacional - debe ser armada. Debe ser impulsada con todo el vigor, la valentía moral y convicción que puedan reunir las Naciones Unidas, sus estados miembros y sus socios que estén dispuestos
En conclusión, la ciudadanía mundial es un concepto tan desafiante y dinámico como las oportunidades que enfrenta la comunidad mundial. Nosotros, los pueblos y las naciones del mundo, procederíamos con sabiduría si abrazásemos con valentía los principios sobre los cuales descansa y nos dejásemos guiar por ellos en todos los aspectos de nuestras vidas - desde nuestras relaciones personales y de comunidad hasta nuestros asuntos nacionales e internacionales; desde nuestras escuelas, lugares de trabajo y medios de comunicación, hasta nuestras instituciones legales, sociales y políticas.
De su diversidad la humanidad puede extraer sus mayores tesoros, siempre y cuando recobre el secreto de su unidad y se replantee el futuro solidariamente, en una Tierra que es su Casa común.
Con
el objetivo de instaurar la paz, la Constitución de la UNESCO, parte de
este atinado diagnóstico: "...puesto que las guerras nacen en la mente
de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los
baluartes de la paz."
Hoy día vuelven a plantearse de modo exacerbado, pero sin las ilusiones y
el fervor de 1945, los graves problemas que dieron lugar a la creación
de la UNESCO, los problemas de la paz y de la guerra, del subdesarrollo
material, técnico y económico que padecen el Sur y el Este y del
subdesarrollo psíquico, moral e intelectual, que es universal.
A la hora de hacer un balance de este milenio, hay que remitirse a las
tres preguntas que dos siglos atrás formulaba Kant: Qué puedo saber ?
Qué debo hacer ? Que puedo esperar ?
CIVILIZAR LA TIERRA
Hay un imperativo absoluto: civilizar la Tierra, lo que no sólo significa confederar a la humanidad en el respeto de las culturas y las patrias, sino también democratizar y solidarizar.
Democratizar: la democracia presupone y nutre la diversidad de intereses y grupos sociales y la diversidad de ideas. Ello significa que no debe limitarse a imponer la voluntad de la mayoría, sino reconocer también el derecho a existir y expresarse de las minorías y de los descontentos. Necesita consenso en cuanto al respeto de las instituciones y reglas democráticas, y requiere al mismo tiempo conflictos de ideas y opiniones que le proporcionen vitalidad y productividad. Pero la vitalidad y la productividad de los conflictos sólo pueden darse en el acatamiento de la regla democrática, que regula los antagonisnmos sustituyendo las batallas físicas por batallas de ideas y, mediante debates y elecciones, determina quién es el vencedor transitorio de las ideas en liza.
Solidarizar: sólo si progresa en solidaridad puede una sociedad progresar en complejidad. La complejidad creciente conlleva en efecto un aumento de las libertades, de las posibilidades de iniciativa, de las posibilidades de desorden, tanto fecundas como destructoras. El extremo desorden deja de ser fecundo y pasa a ser principalmente destructor, y la extrema complejidad se degrada en desintegración, con la desmembración de los componentes de un todo. La reinstauración de la coacción puede mantener, evidentemente, la cohesión del todo, pero en detrimeto de la complejidad. La única solución integradora favorable a la complejidad es el desarrollo de la auténtica solidaridad, no impuesta, sino sentida y vivida interiormente como fraternidad. Esto, que es válido para una patria en particular, debe aplicarse ahora a la patria terrestre común.
Surge aquí el problema de la reforma del pensamiento y el del replanteamiento de la educación. No puede haber conciencia de todos estos problemas si no hay un pensamiento capaz de ligar las nociones desunidas y los saberes compartimentados. Los nuevos conocimientos gracias a los que descurbrimos el lugar que ocupa la Tierra-patria en el cosmos, carecen de sentido mientras permanezcan aislados. La Tierra no es la suma de elementos distintos (planeta físico + biosfera + humanidad), sino una compleja totalidad físico-biológico-antropológica en que la vida es una emergencia de la historia del planeta y el hombre una emergencia de la historia de la vida. El
tipo de pensamiento fragmentario, que desmenuza todo lo que es global,
ignora por su propia naturaleza el complejo antropológico y el contexto
planetario. Ahora bien, no basta blandir el estandarte de la globalidad,
hay que asociar sus elementos en una articulación organizadora
compleja, hay que contextualizar la propia globalidad. Se impone una
reforma del pensamiento que engendre un pensamiento del contexto y de la
complejidad.
El pensamiento del contexto: la política, la economía, la demografía, la ecología y salvaguardia de la diversidad biológica y de la diversidad cultural deben concebirse en términos planetarios. Pero inscribir en un marco planetario todas las cosas y todos los hechos no es suficiente; hay que buscar siempre la relación de inseparabilidad y de interretroacción entre todo fenómeno y su contexto, y de todo contexto con el contexto planetario.
El pensamiento de la complejidad: hace falta un pensamiento que una lo que está desunido y compartimentado, que respete la diversidad y reconozca al mismo tiempo la unidad, que trate de descubrir las interdependencias. Un pensamiento multidimensional y organizador que conciba la relación recíproca todo/partes y que, en vez de aislar el objeto estudiado, lo considere en y por su relación autoecoorganizadora con su entorno. Un pensamiento que reconozca su carácter incompleto y negocie con la incertidumbre, sobre todo en la acción, pues sólo hay acción en lo incierto.